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El maratoniano cansado, el mediofondista provocador y el esprínter inquieto

El domingo el Barça tendrá nuevo presidente que deberá hacer frente a una situación económica y deportiva muy delicada. ¿Cuál de los tres candidatos está mejor preparado para llevar a cabo este difícil reto? El contexto teóricamente favorece a Joan Laporta, a diferencia de lo que sucedió en las elecciones de 2015 cuando el club vivía una etapa triunfadora y  el socio voto por el continuismo.

Ahora la situación del Barça es antagónica. El club reclama un giro de 180º. En el imaginario colectivo existe la idea de que Laporta ya lo hizo una vez y, que con el que es uno de sus lemas favoritos “pit i collons”, lo puede volver a hacer. Para conseguir la victoria ha de superar a sus dos adversarios: Víctor Font i Toni Freixa.

Los nervios antes del examen

Víctor Font es el estudiante aplicado que se prepara el examen con mucha antelación, pero que cuando se acerca la hora de la verdad le entran los nervios y le cuesta dormir la noche antes. Asegura que es el candidato que lleva más tiempo trabajando su candidatura. Transmite modernidad, aire fresco y ganas de llevar al club a una nueva etapa.

Todo le iba de cara hasta que apareció Laporta, con el que se disputa un perfil de votante similar. Y de repente, lo que parecía una campaña bien planificada, proactiva y con ideas rompedoras, como dar visibilidad a las mujeres en un mundo tan masculino, ha pasado a ser una campaña reactiva. De tener la pelota y jugar a al tiqui-taca a defenderse de los ataques y “trampas” que le pone su principal adversario. Además, no se le ve cómodo en el cuerpo a cuerpo con sus rivales en los debates.

Quizá le hubiese liberado brindar un reconocimiento sincero a Laporta para después poder confrontarlo yendo a buscarle sus puntos débiles que, cómo cualquier candidato, los tiene. Reconocer las virtudes de un rival no es una debilidad, es una fortaleza. Necesitaba una campaña larga para posicionarse y se ha posicionado, pero está llegando al final de la carrera justo de energías.

Lento pero seguro

Toni Freixa es el tercero en discordia, pero está yendo a más estas últimas semanas. Está haciendo una buena campaña, cómo en 2015. Básicamente porque sabe a dónde va, habla claro y no pretende quedar bien con todo el mundo. Ser el menos favorito ayuda a jugar este rol.

Es el candidato a quien mejor le ha ido el retraso electoral. Genera ciertos anticuerpos en un sector del barcelonismo, pero no parece preocuparle demasiado. Sabe que el voto laportista lo tiene perdido, pero es consciente que hay un nicho de mercado que está por cubrir: el voto nuñista. Y lo va a buscar sin disimulo. Frases como esta lo demuestran: “Núñez no habría hecho nunca las barbaridades que ha hecho Bartomeu”. De los tres parece que es el que más conocimientos técnicos tiene de fútbol. Y cuando le preguntan sobre fútbol femenino conoce a fondo el nombre de las jugadoras, a diferencia de los otros candidatos.

Ha mostrado orgulloso al que sería su director deportivo Lluís Carrerras, que en las entrevistas ha hablado sin medias tintas. Es la candidatura que más concreta ha sido en sus propuestas. En los debates no sólo habla de fútbol si no que cuestiona la gestión de Laporta en temas no deportivos, cómo los urbanísticos. Va a ritmo lento pero seguro. Y de vez en cuando consigue alterar a Laporta y éste le repite: “No seas tan rencoroso que serás más feliz”.

La fuerza del pasado

Joan Laporta contaba en hacer un sprint de 100 metros y ganar sin despeinarse demasiado con su fuerza arrolladora, pero la pandemia le ha forzado a correr una carrera de 400 metros. Los cambios de fecha electorales de última hora generan muchos dolores de cabeza a los directores de campaña porque conllevan modificar lo planificado.

Laporta y su pancarta marcaron un punto de inflexión. El impacto tanto mediático como emocional fue enorme. Y la onda expansiva afectó especialmente a la candidatura de Víctor Font, que desde aquel instante empezó a fijarse demasiado en la de Laporta.

La pancarta fue perdiendo potencia con el paso de los días debido al retraso electoral. Y Laporta tiró con fuerza de su legado, del cruyffismo y de Messi. Ha repetido muchas veces estos últimos días que si hay opciones de que Messi se quede en le Barça pasan forzosamente porque gane él. Al mismo tiempo ha puesto encima de la mesa nombres buque insignia del barcelonismo cómo Víctor Valdés, Juan Carlos Navarro, entre otros. Su campaña se basa en la idea de “lo volveremos a hacer” y “lo haremos con los que ya lo hicimos”.

Salía como ganador y, como los políticos que lideran las encuestas, ha obviado todos los debates no necesarios. Debía evitar errores y si podía forzarlos en su principal rival Víctor Font, a quien ha intentado desacreditar cuestionándole que tuviese el apoyo de personas tan influyentes como Xavi o Jordi Cruyff.

Además, ha conseguido moderar su imagen y mostrarse centrado. Aun y así, en algún momento se le ha visto tenso, como cuando el martes las cámaras lo engancharon pidiendo a los periodistas que cortasen una intervención de Freixa. Quiere ser el presidente del futuro haciendo campaña con su pasado. Hace seis años no le funcionó, ahora el contexto le juega a favor.